viernes, 20 de abril de 2012

LAGO DE YOJOA


                                                                              
               

                                                                         Así surgió
El Lago de Yojoa es un depósito natural de agua formado hace 120 millones de años, en un lugar donde hubo una intensa actividad volcánica hace cinco millones de años, que contribuyó a cerrar los desagües de los ríos.
A esta conclusión han llegado los estudiosos porque el suelo tiene un color anaranjado, que indica la presencia de hierro, componente importante para los cultivadores de piña en las márgenes noroeste.
El enorme remanso de aguas quietas se encuentra comprendido entre las montañas de Santa Bárbara y el Cerro Azul Meambar, hoy parques nacionales donde su exuberante vegetación es un imán para los amantes de la naturaleza. La combinación de vegetación y abundancia de agua en la zona han generado una biodiversidad difícil de igualar en el mundo.
Las costas y riberas del lago ofrecen condiciones ideales para el cultivo del café, por lo que existen múltiples fincas en la zona. Otra actividad que es propia de la región es la venta de pescado crudo.
En esta cuenca lacustre, a dos mil pies sobre las montañas, las especies de aves, entre ellas el pato nativo Muscovy y café del árbol, abundan igualmente los cocodrilos; la pesca del dormilón y guapote es muy popular.
Durante la década de los años 70, el lago adquirió fama mundial por los enormes bancos de peces “Black Bass” en sus aguas , pero esto generó que esta apetecida especie casi fuera exterminada. Debido a ello grupos organizados locales han tenido que regular la pesca.
No es para un rato
Es un sitio impresionante por su radiante naturaleza, los amaneceres y atardeceres son fuente de inspiración para las personas sensibles al espectáculo que ofrece la luz del astro rey bañando su superficie.
Para apreciar por completo la belleza de este lago, es recomendable bordearlo a través de la carretera que conecta a Tegucigalpa y San Pedro Sula, aunque habrá quienes no se conformarán con una pasadita en carro por el lugar. Las delicias ofrecidas por diversos restaurantes localizados a orillas del lago son motivos suficientes como para permanecer varios días en sus alrededores.
Por supuesto, la infraestructura ideada para comodidad del visitante también incluye hoteles, piscinas y diferentes alternativas para practicar deportes acuáticos. La población costera más grande es Peña Blanca, situada en la zona norte, donde operan distintos bancos y existe una permanente actividad comercial.
Antiguos pobladores
Aquí los viajeros pueden encontrar también restos de una gran civilización precolombina que antecedió a la cultura maya: según se sospecha, se trataría de la cultura lenca. El parque Los Naranjos ubicado en sus riberas es el lugar de visita obligada para quienes quieren seguir estos rastros históricos.
Los turistas no sólo pueden dar una vuelta en lancha, sino que tendrán la posibilidad de disfrutar de un sinfín de actividades recreativas como la pesca y las caminatas, en medio de un increíble entorno natural en el Cerro Azul Meámbar.

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